viernes, 31 de diciembre de 2010
martes, 5 de octubre de 2010
Vámonos a jironear !!
Si mi estimado lector da una ojeada a las crónicas que se postearon en Marzo cuando conocía el restaurant "La 73" de Barranco, encontrará un acuerdo explícito que tenía con mi gerente. Álvaro premiaba al mejor agente comercial con "el almuerzo", el mismo que debía ser en un lugar nuevo, uno que no conociera ninguno de los dos.
Poco después ascendí a supervisor pero el acuerdo se mantuvo. Claro está, la valla es ahora más alta. Lo mejor de todo es que los almuerzos de ahora son de a tres pues Ignacio, a quien tengo el gusto de liderar, fue el mejor asesor comercial del mes y merecedor del mejor almuerzo que se sirva en Lima metropolitana como mérito a su labor.
Omar Bustamante no sólo es un emprendedor creativo que ha logrado convertir un antro poco vistoso en un referente gastronómico del centro de Lima, sino también en uno de los ganadores de Mistura 2010. No recibió premio alguno porque no participó en su categoría, pero aún no me cruzo con algún cocinero que haya intercambiado viandas con ellos que no dejaran de comentar su infernal leche de tigre (muy picante) y su parihuela extrema.
"Jirón Marino" ha estrenado nombre hace pocos meses y ya da mucho que hablar. Recomiendo fuertemente el cebiche mixto y los redondos (bolitas de harina y galleta que contienen cebiche arrebozado) de entrada. Un tacu tacu pizzero con queso mozzarela y un fetuccini de salsa huancaína con langostinos y pulpa de cangrejo. Sencillamente inmejorable, al menos hasta que Àlvaro intente replicarlo con su sello propio.
El restobar queda en Jirón de la Unión (ex Belén) 1039-A, a pocos metros del Club Nacional. Pueden estacionar al frente, en un estrecho lugar sacado de las serie animada "Calabozos y Dragones". Pueden llamar al 428 3812 para reservar o esperar a que termine de construirse su website www.jironmarino.com (mas rápido lo encuentran en facebook).
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martes, 28 de septiembre de 2010
Bienvenido en japonés
He aquí volviendo a escribir después de un tiempo debido al intenso trabajo. Pero los negocios continuaban y por supuesto, los huariques no faltaron. En este tiempo ocurrieron dos eventos importantes para mí: mi cumpleaños y Mistura 2010, dos momentos que aproveché para descubrir, degustar y engreír el paladar.
Mi princesa ha desarrollado casi una devoción a la comida japonesa y no tuvo mejor idea que invitarme a cenar a Maido, el restaurant del joven Mitsuharu Tsumura que quería conocer desde hace mucho. No sólo está a pocas cuadras de la oficina, sino que los comentarios crecen cada vez más en la frecuencia limeña de radiobemba.
"¡Maido!" dicen fuerte los mozos al recibirte. Ante nuestra mirada atónita, el anfitrión nos advierte el significado del vocablo, el mismo que adelanté en el título de esta crónica. Hace tiempo tenía en mente hacer un ruta nikkei en Lima que incluyera varios lugares y sus especialidades, pero este restaurant bien merece una distinción honoraria.
Aunque los restaurantes fusión en Lima se han proliferado ultimamente, este lugar es especial pues cuenta con un local de dos pisos totalmente diferente, con una barra de sushi y bar separados del comedor principal. También destacan los privados al mismo estilo "Kill Bill". Imperdible es el tacuchaufa, el plato más comentado de Mistura en la web. Asimismo el mero misoyaki con camotillo al yuzu, el panzo de atún y unos expectaculares makis con langostinos y envueltos en una fina lonja de carne flambeada que bien combinaba con la salsa acevichada, infaltable para Rosita.
Mi amigo Germán disfrutó tanto el postre de cumpleaños que no dudó en pagar la cuenta. Al salir del lugar un agradable "¡Okini!" de los itamaes (cocineros)te da la sensación de satisfacción y buen servicio que bien valen una cuenta poco elevada. La web del restaurant es www.maido.pe y está ubicado en calle Colón 192, esquina con San Martín en Miraflores. Para reservar el teléfono es 446 2512.
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martes, 20 de julio de 2010
Un Pulpo casi tan famoso como Paul
Lo mejor de mi trabajo es el cultivo de las relaciones interpersonales. De desconocidos a prospectos, de prospectos a clientes y de clientes a buenos amigos. Casi siempre me he ganado la confianza de mis mejores clientes sentados en una mesa, disfrutando novedosos manjares. Esta vez Nadia, nuestra amiga/cliente, insistió en visitar este lugar.
Mi amigo Jhon y yo aceptamos encantados (ya que con el estómago vacío no se hacen negocios). Pequeño, sobrio y exquisito. Este Pulpo es casi tan famoso en San Miguel como lo ha sido el acertado oráculo del mundial. Acertada, esa es la palabra que define también a Rosaura, una de las mejores colaboradoras con quienes me he topado. Ella no es sólo una mesera, es un ejemplo de buena imagen corporativa. Nos vió dubitativos ante tan novedosa carta y enseguida sugirió poner al centro de la mesa -para probar todos- lo que sería nuestra aventura gastronómica de Fiestas Patrias.
Un trío de causas (la mejor es la de camote) seguido de una porción de uñas de cangrejo a la milanesa fue el perfecto abreboca. Lo que vino a continuación fue indescriptible: Rissoto Huancaína, Gratinado especial (con queso encima) y Chaufa acaramelado (el plato bandera, único). Cada uno mejor que el anterior. Cuando degusto un plato como estos experimento una sensación a la que llamo: "Felicidad". Son esos escasos segundos que quieres perennizar en el paladar: Uhhmm. Ya está, ¡viva el Perú!.
Deseo de corazón que su propietario Yhon Ramos, pueda abrir un "Pulpo Bebé" en cada distrito. Mientras tanto, podemos vistarlo en Jr. Intisuyo 221 San Miguel, a la espalda del edificio Edelnor, al lado del Supermercado Metro de la Av. La Marina. Se puede reservar al 452 8158 o entrando a su website: www.elpulpobebe.com en donde hallarás también promociones interactivas. La proporción precio/calidad/cantidad es sobresaliente.
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domingo, 4 de julio de 2010
Almorzando distinto: Una crónica desde el Cilindro
Mi buen amigo Jaime, promoción del Colegio Militar y cliente, tiene en común conmigo no sólo la fecha de nacimiento sino también el buen diente. Con su papá han recorrido cuanto huarique haya en Lima y provincia; y habiéndose percatado de mi interés por descubrir nuevas propuestas gastronómicas me dijo hace ya algunas semanas: "Ya sé dónde llevarte". No dijo más. Por supuesto esa sóla aseveración ya había despertado en mí una gran expectativa.
Grande fue mi sorpresa cuando, un día de esos que no se planean mucho, llegamos a Surquillo y nos estacionamos frente a lo que parecía ser -y en efecto es- un taller de mecánica. Paredes descoloridas, mesas sin mantel, ausencia de piso, escaleras de cemento sin barandas y al final divisas a hombres trabajando delante de una especie de grúa: se trata de Don Pedro Peves e hijo acomodando las carnes en varios cilindros distintos. Tuve que ¨hacerle la guardia" a un compañero de trabajo que reconocí entre los comensales para poder agarrar sitio; caso contrario la espera hubiese durado varios crujidos en el estómago gracias a un aroma muy particular que pronosticaba el éxito de esta elección.
La Cilindrada de Pedrito es un lugar para recordar. Uno no va por la calidad del servicio ni por la pulcritud del lugar sino por la especialidad de la casa: cuatro carnes al cilindro (chancho, pollo, pavo y pato) y los acompañamientos de chorizo y plátano también al cilindro. Si al igual que yo, el pellejo del pollo sancochado no es tu favorito, pero cambias de opinión cuando disfrutas el mismo a la brasa; tienes que probarlo al cilindro!! La textura de la corteza del chancho al cilindro es distinta y muy jugosa, sencillamente extraordinario. Tampoco pretendas encontrar alguna similitud entre el chorizo parrillero y el que encuentras aquí. Ve y pruébalo tú mismo.
Este huarique tiene otra peculiaridad que concede a quien lo recomienda el alto grado de "conocedor". Sólo puedes ir de Jueves a Domingo a la hora del almuerzo ya que los demás días es un taller de mecánica. Desde mi experiencia personal te puedo sugerir también que llegues temprano (antes de las 13h) si no deseas esperar a que alguien desocupe la mesa, acompañar a un solitario comensal o tener que subir al segundo piso. Aunque las dos primeras opciones tienen un especial y poco ortodoxo encanto.
Puedes revisar su web site http://www.lacilindradadepedrito.com/ o ir directamente a calle Los Negocios 371 en Surquillo. Puedes llamar al 441 4013 para pedir alguna referencia de cómo llegar pero no para reservar. Una fuente de las cuatro carnes al cilindro mas ensalada y adicionales nos costó S/. 72. (fuente para 3-4 personas). La proporción precio/calidad y precio/cantidad son óptimas.
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martes, 1 de junio de 2010
"Cuando tenga una hija se llamará Dánica"
Esa tarde no pude conversar con Vanessa Siragusa, dueña y chef principal de Dánica, pero seguramente le deben haber preguntado varias veces acerca del original nombre que lleva su restaurant. El mozo que nos sugirió la especialidad de la casa nos dijo que cuando ella estudió en Italia simplemente le fascinó aquel nombre y supo desde entonces que así se llamaría no sólo su negocio sino también su futura hija.
Como comenté alguna vez, una crónica no se reduce a un exquisito platillo sino a un cúmulo de condiciones que confluyen a la hora del almuerzo: la expectativa por el lugar tantas veces recomendado, la creatividad no sólo de los platos sino del ambiente, el excelente servicio y el recibimiento y recomendación del chef. Sin embargo pienso que el principal ingrediente son tus compañeros de aventura gastronómica: jefe, colega, amigo, cliente, familiar; aquellos que te compañan por primera vez y piden también novedosos platos para compartir las especialidades de la casa. Por eso nunca almuerzo solo, por que es una espléndida ocasión para conocerse mejor.
Quizá por ello esta vez fue tan memorable, por la especial amistad que tengo con Rosita. Espero sea mi compañera de muchas crónicas más. Esta vez celebrábamos el primer día en su nuevo trabajo, cerca al óvalo Gutierrez. Más de una vez me dejó saber su afición por las pastas, así que supe enseguida que la geografía nos era muy propicia.
Cualquier amante de las pastas tendría como destino obligado la Avenida Emilio Cavenecia en San Isidro. Si no tiene claro qué restaurant elegir tiene a Fávola, La Traviata, incluso muy cerca se encuentra La Romántica ristorante. Yo iba a lo seguro. Nos ubicaron amablemente y nos recomendaron la especialidad. Risotto a lo lomo saltado, ravioles de asado a la crema de mostaza y una pizza de peras. Platos originales, únicos, irrepetibles, de antología. Me quedé con la sensación de volver al lugar para terminar de probar toda la carta.
Este restaurant altamente recomendable está ubicado en la avenida Emilio Cavenecia 170, San Isidro. Puedes llamar al 421 1891 o al 422 5033 para reservar. El precio promedio por plato bordea los S/. 28. El ya esperado ratio precio/calidad/cantidad es más que aceptable.
Como comenté alguna vez, una crónica no se reduce a un exquisito platillo sino a un cúmulo de condiciones que confluyen a la hora del almuerzo: la expectativa por el lugar tantas veces recomendado, la creatividad no sólo de los platos sino del ambiente, el excelente servicio y el recibimiento y recomendación del chef. Sin embargo pienso que el principal ingrediente son tus compañeros de aventura gastronómica: jefe, colega, amigo, cliente, familiar; aquellos que te compañan por primera vez y piden también novedosos platos para compartir las especialidades de la casa. Por eso nunca almuerzo solo, por que es una espléndida ocasión para conocerse mejor.
Quizá por ello esta vez fue tan memorable, por la especial amistad que tengo con Rosita. Espero sea mi compañera de muchas crónicas más. Esta vez celebrábamos el primer día en su nuevo trabajo, cerca al óvalo Gutierrez. Más de una vez me dejó saber su afición por las pastas, así que supe enseguida que la geografía nos era muy propicia.
Cualquier amante de las pastas tendría como destino obligado la Avenida Emilio Cavenecia en San Isidro. Si no tiene claro qué restaurant elegir tiene a Fávola, La Traviata, incluso muy cerca se encuentra La Romántica ristorante. Yo iba a lo seguro. Nos ubicaron amablemente y nos recomendaron la especialidad. Risotto a lo lomo saltado, ravioles de asado a la crema de mostaza y una pizza de peras. Platos originales, únicos, irrepetibles, de antología. Me quedé con la sensación de volver al lugar para terminar de probar toda la carta.
Este restaurant altamente recomendable está ubicado en la avenida Emilio Cavenecia 170, San Isidro. Puedes llamar al 421 1891 o al 422 5033 para reservar. El precio promedio por plato bordea los S/. 28. El ya esperado ratio precio/calidad/cantidad es más que aceptable.
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Almorzando finalmente con Javier Wong
"Aquí no se trata de un equipo o de la estandarización de un producto (franquiciable), sino de la mano privilegiada de cocineros irremplazables" rezaba la frase que definía a los Restaurantes de Culto en la feria Mistura 2009. Aquel domingo de setiembre almorcé, conversé y gocé junto a mi amigo Alfredo con la heredera de Rosita Ríos, Sonia Bahomonde y mis paisanos Emilio y Gladys; y cuando finalmente me dirigía al reino del cebiche, el lenguado se había terminado. Don Javier en persona, a modo de consuelo, me dijo: "Te espero en mi casa sobrino".
Esa noche, mientras premiaban a los mejores cocineros de la mejor comida del mundo, decidí iniciar este blog motivado por esa sensación que despierta el probar una nueva sazón, por degustar ese plato tantas veces recomendado, por comprobar en el paladar el talento de cocineros apasionados.
Sólo hay once mesas. Los comensales debieron reservar su espacio desde la mañana sino desde el día anterior, como en mi caso. De entrada, cebiche de lenguado con pulpo. El mesero no tiene nada que ofrecer, sólo va a servir lo que al Maestro se le ocurra servirte pero no hay de qué preocuparse, sus recomendaciones son siempre bienvenidas. Ni bien terminamos, vino el plato de la tarde: un tiradito de lenguado con cebollita china, aceite de oliva y pecanas a discreción. Sencillamente maravilloso. En ese momento, cerré los ojos y sólo deseaba que el tiempo se prolongara para inmortalizar ese momento, esa textura, ese sabor nunca antes conjugado. Indescriptible sensación, el castellano no es tan prolijo para narrar el arte de ese bocado.
Era el turno de un plato caliente: "¿salado o agridulce?" es la pregunta. Daba lo mismo, sólo quería que lo sirvan; pero Andrés, con quien celebraba el excelente desempeño del mes pasado, atinadamente dijo: "salado". En pocos minutos éramos testigos de un festín de trozos de lenguado, esencias, verduras, algas chinas y unas flamas de más de un metro que salían de ese wok de acero inoxidable. Delicioso, para variar. Al terminar le pregunté por el nombre de ese platillo, a lo que Chez Wong me respondió: "no tengo idea, ya ni me acuerdo cómo lo hice".
Esa noche, mientras premiaban a los mejores cocineros de la mejor comida del mundo, decidí iniciar este blog motivado por esa sensación que despierta el probar una nueva sazón, por degustar ese plato tantas veces recomendado, por comprobar en el paladar el talento de cocineros apasionados.
Sólo hay once mesas. Los comensales debieron reservar su espacio desde la mañana sino desde el día anterior, como en mi caso. De entrada, cebiche de lenguado con pulpo. El mesero no tiene nada que ofrecer, sólo va a servir lo que al Maestro se le ocurra servirte pero no hay de qué preocuparse, sus recomendaciones son siempre bienvenidas. Ni bien terminamos, vino el plato de la tarde: un tiradito de lenguado con cebollita china, aceite de oliva y pecanas a discreción. Sencillamente maravilloso. En ese momento, cerré los ojos y sólo deseaba que el tiempo se prolongara para inmortalizar ese momento, esa textura, ese sabor nunca antes conjugado. Indescriptible sensación, el castellano no es tan prolijo para narrar el arte de ese bocado.
Era el turno de un plato caliente: "¿salado o agridulce?" es la pregunta. Daba lo mismo, sólo quería que lo sirvan; pero Andrés, con quien celebraba el excelente desempeño del mes pasado, atinadamente dijo: "salado". En pocos minutos éramos testigos de un festín de trozos de lenguado, esencias, verduras, algas chinas y unas flamas de más de un metro que salían de ese wok de acero inoxidable. Delicioso, para variar. Al terminar le pregunté por el nombre de ese platillo, a lo que Chez Wong me respondió: "no tengo idea, ya ni me acuerdo cómo lo hice".
No en vano le dicen Maestro, pues se requiere algo más que un doctorado en artes culinarias para servir magia en tres minutos con limitados insumos, espacio reducido, desbordante creatividad y poca memoria.
Un detalle que no ovidaré es que con Javier nos une no sólo la pasión de la buena comida, sino también nuestras raíces militares, pues estudié en el Colegio Militar Leoncio Prado treinta y cuatro promociones después de la suya; quizá por ello en las paredes de su recinto figuran los retratos de Bolognesi, Quiñones y Grau como recordatorio a las nuevas generaciones.
Este restaurante de culto a puerta cerrada queda en la calle Enrique León García 114 Santa Catalina, La Victoria (altura cudra 3 Av. Canadá). Aquí no puedes sino debes llamar al 4706217 para reservar salvo tengas corona (literalmente). No tengo idea de cuánto costó cada plato pero no fue barato. Sin embargo el ratio precio/calidad lo compensa largamente. Además, aquí no vienes a almorzar, sino a darte un gusto, a vivir una experiencia.
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miércoles, 26 de mayo de 2010
Un Rincón de España en Miraflores
Yo no sé si "El Rincón del Rocío" sea un restaurant per se, lo cierto es que esa enorme casa que ocupa toda una esquina de aquel pequeño ovalo escondido en Miraflores le pertenece a Maritza Prat y se sirven desde hace cinco años exquisitas bondades a la hora del almuerzo.
Frente al Parque Reducto está la calle Martín Dulanto y al final de la cuadra hallarás una humilde puerta de fierro que constrasta con el palacete valenciano que aguarda su interior. Al ingresar tendrás tres opciones: la derecha, la izquierda o seguir de frente (pues hay tres ambientes distintos). Yo prefiero seguir recto y encontrar un lugar en la terraza, un bello ambiente decorado con azulejos, rejas y maceteros propios de la Madre Patria.
Si eres aficionado a la tauromaquia, será inevitable que te detengas en la sala y luego en el comedor para admirar el detalle de los muebles, paredes, alfombras, adornos taurinos y retratos de Camarón, la "leyenda del flamenco". Al salir puedes pedirle a César, el pintoresco mozo, que te muestre la bizarra habitación de culto a la faena. No me queda la más mínima duda que, en efecto, este es el lugar en el que los toreros extranjeros y nacionales se reúnen durante la temporada de Octubre.
Jorge Rodriguez es el chef y a sus 25 años prepara la mejor tortilla española de la capital. Entre los platillos que he probado destaco el pollo en salsa de higo, bistec al vino, pescado en salsa de aguaymanto o si lo prefieres, relleno de pulpa de cangrejo. Por supuesto que la carta contempla platos típicos españoles que deberás pedir con anticipación, pero los platillos que mencioné pertencen al menú y tienen también precio de menú. Así es, los más apetecibles cuestan S/. 15 soles. Valen mucho más.
Restaurant a puerta cerrada, buena carta, excelente atención y precios insuperables. Si trabajas en Miraflores, ésta es una excelente opción para almorzar y pasar un agradable momento sin variar tu presupuesto. La dirección es calle Martín Dulanto 199 San Antonio, frente al Parque Reducto. Puedes llamar al 446-4698 alrededor del mediodía y pedirle a César que te guarde una tortilla española. Lleva efectivo.
Restaurant a puerta cerrada, buena carta, excelente atención y precios insuperables. Si trabajas en Miraflores, ésta es una excelente opción para almorzar y pasar un agradable momento sin variar tu presupuesto. La dirección es calle Martín Dulanto 199 San Antonio, frente al Parque Reducto. Puedes llamar al 446-4698 alrededor del mediodía y pedirle a César que te guarde una tortilla española. Lleva efectivo.
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jueves, 22 de abril de 2010
A puerta cerrada se disfruta mejor.
En una ciudad como Lima, capital gastronómica de América y del mundo entero, la variedad de sazones está a la orden del día. Lo que más disfuto es visitar restaurantes por primera vez, difícilmente regreso al mismo lugar pero con "Los Cavenecia" he hecho una excepción. Siempre me llevo la sensación de haber ido por primera vez, pues todas las veces han sido especiales. La última vez fui con Miguel, un gran amigo y cliente a quien saludo por su onomástico.
La primera vez me explicaron la técnica del desfile. Sebastián Cavenecia, el chef y anfitrión, se sienta a tu lado y te muestra la más exquisita pero desconocida combinación de sabores que hayas imaginado. Sólo deja que él te recomiende algunas entradas y las ponga al medio de la mesa, cual buffet. De ahí el nombre "desfile de sabores". A partir de ese día hago lo mismo casi en cualquier restaurant y dependiendo del número de comensales, se disfruta de la mayor cantidad de platos.
En este restaurant, al que llegas por referencia o por GPS ya que no existe letrero fuera, hay una mesa redonda cerca a la barra. Esa mesa es el taller de cocina, una mesa siempre reservada pero no para clientes sino para largas tertulias entre amigos, el chef y su mejor crítico, Ricardo; quien además de ser su padre es el mejor relacionista público del negocio familiar. Se dice que en esa mesa se han creado casi todas las fusiones de sabor que tiene la carta. Por ello, este restaurant ofrece alta cocina de autor, cada plato viene con firma.
Te sugiero altamente la siguiente combinación de entradas frías: mushame de atún, tiradito marinero de corvina, un cebiche Inka (el único que en lugar de limón trae una combinación de tumbo, aguaymanto y camu camu) y un samurai de corvina. Luego puedes pedir un exquisito rissoto de pulpo al roquefort y el ya famoso tacu flacu, con calamares salteados en pisco y vino blanco. Sencillamente expectacular, no puedes dejar de ir y experimentar esa sensación.
Siempre quise escribir esta crónica. Seguiré en busca de restaurants a puerta cerrada. El taller de cocina "Los Cavenecia" atiende también por las noches y se encuentra ubicado en la calle Andrea del Sarto 260, La Calera Surquillo (entre el Hospital Neoplásicas y la av. Caminos del Inca). Reservaciones al 448 0669 ó 448 0971. www.loscavenecia.com
La primera vez me explicaron la técnica del desfile. Sebastián Cavenecia, el chef y anfitrión, se sienta a tu lado y te muestra la más exquisita pero desconocida combinación de sabores que hayas imaginado. Sólo deja que él te recomiende algunas entradas y las ponga al medio de la mesa, cual buffet. De ahí el nombre "desfile de sabores". A partir de ese día hago lo mismo casi en cualquier restaurant y dependiendo del número de comensales, se disfruta de la mayor cantidad de platos.
En este restaurant, al que llegas por referencia o por GPS ya que no existe letrero fuera, hay una mesa redonda cerca a la barra. Esa mesa es el taller de cocina, una mesa siempre reservada pero no para clientes sino para largas tertulias entre amigos, el chef y su mejor crítico, Ricardo; quien además de ser su padre es el mejor relacionista público del negocio familiar. Se dice que en esa mesa se han creado casi todas las fusiones de sabor que tiene la carta. Por ello, este restaurant ofrece alta cocina de autor, cada plato viene con firma.
Te sugiero altamente la siguiente combinación de entradas frías: mushame de atún, tiradito marinero de corvina, un cebiche Inka (el único que en lugar de limón trae una combinación de tumbo, aguaymanto y camu camu) y un samurai de corvina. Luego puedes pedir un exquisito rissoto de pulpo al roquefort y el ya famoso tacu flacu, con calamares salteados en pisco y vino blanco. Sencillamente expectacular, no puedes dejar de ir y experimentar esa sensación.
Siempre quise escribir esta crónica. Seguiré en busca de restaurants a puerta cerrada. El taller de cocina "Los Cavenecia" atiende también por las noches y se encuentra ubicado en la calle Andrea del Sarto 260, La Calera Surquillo (entre el Hospital Neoplásicas y la av. Caminos del Inca). Reservaciones al 448 0669 ó 448 0971. www.loscavenecia.com
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domingo, 21 de marzo de 2010
Para regresar al norte chico... Parte I
Si eres de los que busca un fin de semana distinto fuera de la ciudad, ésta es definitivamente una excelente opción. Tu paladar te lo agardecerá. Mi amigo Germán suele ir al norte chico a visitar a sus suegros y me invitó a ir el último fin de semana. Había escuchado tanto de paraísos gastronómicos al norte de Lima que ni bien recibí la invitación empecé la cuenta regresiva. Salimos entonces el sábado al mediodía y noventa minutos después entrábamos a la ciudad de Huaral. Llegamos justo a la mejor de todas las horas: la del almuerzo.
Nuestra primera parada fue en el Rancho de Robertín. Roberto Ramírez y su hijo Rodrigo son los cocineros que le han dado vida propia a un ícono de la gastronomía huaralina. El otrora restaurant "La Estación" es hace 10 años lo que hoy conocemos como la "casa del chancho al palo". Esta curiosa manera de deshuesar el cerdo, colocarlo en una jaula y sazonar con sal y cerveza, no ha hecho otra cosa que divesificar aún más la ya variada oferta culinaria del Norte chico. Aquí probé también un exquisito tacu tacu de pato al ají y una carapulcra muy original. Este restaurant campestre con exhibiciones de caballos de paso está en la calle Morales Bermúdez Nº217 Retes, Huaral. Pueden llamar al 246 0921 o al 996 791 843 para reservar.
La mañana del domingo amanecimos donde "Lupita", la mejor chicharronería de la zona. Les digo algo: siendo honestos, aquellos que creyeron que se debían ir a Lurín o a las primeras cuadras de la Av. Universitaria en San Miguel para comer un buen chicharrón, puede que se equivoquen. Hay un secreto envuelto en su particular preparación: el cerdo se cocina a la leña y se deja transpirar de modo tal que al probarlo contiene un jugo que no recuerdo haber probado antes. No hay dirección. El restaurant de Lupita está en Jesús del Valle, a la entrada de Huaral. Puedes intentar reservar al 246 3278 o al 985 212 029. ¡Suerte con la llamada!
La razón por la que nos levantamos temprano era porque nuestro objetivo era llegar a Barranca. Tomamos la Panamericana e hicimos un alto para visitar el bello malecón de Huacho. Vimos buenos restaurantes pero ya teníamos una misión: el tacu tacu de Tato. Podríamos habernos quedado en el Tato II que está ubicado en el Km. 196 de la carretera pero preferimos bajar por el malecón de Chorrillos y ubicar ese rincón culinario tradicional frente a la playa. Un viaje de más de dos horas valió cada bocado del tacu tacu mejor preparado que he probado: lleva dentro una tortilla de lenguado arrebozado y mariscos. El plato familiar fácilmente alcanza para 4 hambrientos. Lo recomiendo fuertemente. Pueden llamar al 235 2562.
Al llegar a Lima pesaba cinco kilogramos más, pero nunca tan contento. Debo regresar este año y encontrar la ruta del ají arnaucho y muchas peculiaridades más de esta zona que bendice el paladar de sus visitantes. Me comprometo desde ya a escribir la continuación de esta crónica.
Nuestra primera parada fue en el Rancho de Robertín. Roberto Ramírez y su hijo Rodrigo son los cocineros que le han dado vida propia a un ícono de la gastronomía huaralina. El otrora restaurant "La Estación" es hace 10 años lo que hoy conocemos como la "casa del chancho al palo". Esta curiosa manera de deshuesar el cerdo, colocarlo en una jaula y sazonar con sal y cerveza, no ha hecho otra cosa que divesificar aún más la ya variada oferta culinaria del Norte chico. Aquí probé también un exquisito tacu tacu de pato al ají y una carapulcra muy original. Este restaurant campestre con exhibiciones de caballos de paso está en la calle Morales Bermúdez Nº217 Retes, Huaral. Pueden llamar al 246 0921 o al 996 791 843 para reservar.
La mañana del domingo amanecimos donde "Lupita", la mejor chicharronería de la zona. Les digo algo: siendo honestos, aquellos que creyeron que se debían ir a Lurín o a las primeras cuadras de la Av. Universitaria en San Miguel para comer un buen chicharrón, puede que se equivoquen. Hay un secreto envuelto en su particular preparación: el cerdo se cocina a la leña y se deja transpirar de modo tal que al probarlo contiene un jugo que no recuerdo haber probado antes. No hay dirección. El restaurant de Lupita está en Jesús del Valle, a la entrada de Huaral. Puedes intentar reservar al 246 3278 o al 985 212 029. ¡Suerte con la llamada!
La razón por la que nos levantamos temprano era porque nuestro objetivo era llegar a Barranca. Tomamos la Panamericana e hicimos un alto para visitar el bello malecón de Huacho. Vimos buenos restaurantes pero ya teníamos una misión: el tacu tacu de Tato. Podríamos habernos quedado en el Tato II que está ubicado en el Km. 196 de la carretera pero preferimos bajar por el malecón de Chorrillos y ubicar ese rincón culinario tradicional frente a la playa. Un viaje de más de dos horas valió cada bocado del tacu tacu mejor preparado que he probado: lleva dentro una tortilla de lenguado arrebozado y mariscos. El plato familiar fácilmente alcanza para 4 hambrientos. Lo recomiendo fuertemente. Pueden llamar al 235 2562.
Al llegar a Lima pesaba cinco kilogramos más, pero nunca tan contento. Debo regresar este año y encontrar la ruta del ají arnaucho y muchas peculiaridades más de esta zona que bendice el paladar de sus visitantes. Me comprometo desde ya a escribir la continuación de esta crónica.
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No te querrás bajar de la 73 !!
Nunca he ido solo al cine o al teatro. Tampoco he sido el comensal solitario de un buen restaurant. Cuando alguien me refiere un nuevo lugar o simplemente comenta lo expectacular que sirven en tal o cual lugar, espero paciente el momento en el que vaya con algún amigo, familiar o cliente. Despúes de todo, siempre se dan esas ocasiones en las que se busca el mínimo pretexto para celebrar disfrutando en el paladar.
El viernes pasado fue uno de esos días. Alvaro y yo nos habíamos quedado trabajando hasta pasada las dos de la tarde y en eso me dijo: "¿dónde almorzamos?". Hace un momento les comenté que siempre tengo en la mente un buen lugar para ir a comer (de hecho, la gente siempre me pregunta lo mismo: "Favio, recomiéndame un lugar....") pero esta vez fue diferente y es por la sencilla razón que tengo un acuerdo con él: Si vamos a almorzar, debe ser a un restaurant que no conociera él ni yo. Y francamente, dado su vasto repertorio de visitas gastronómicas, me quedé sin una buena recomendación cerca a Miraflores.
Ya en el carro, decidimos dejar en stand by el pacto e ir a uno de sus points preferidos: el Restaurant Paradero gourmet La 73. Era la primera vez que yo iba. Ni bien estacionamos al costado del Estudio 4 de Barranco, me lanzó un reto: "¿Cuál ha sido hasta ahora el mejor lomo saltado que has probado?". Sólo esa pregunta ya encerraba una gran expectativa (puesto que puedo escribir mucho acerca de la experiencia del lomo saltado en Lima). Nos sentamos en la terraza que da a la calle. El interior del salón principal tiene mayólicas blancas cual puesto de comida improvisado en un mercado de barrio. El staff tiene un trato muy cálido y todos llevan ese símbolo que no se sabe si han tomado "prestado" de la original línea de transporte 73 que cuenta con esos inconfundibles buses enormes color verde con franja blanca lateral.
En efecto, pedimos un lomito de cerdo saltado que me dejó la sensación de haber probado el mejor "lomo" de mi vida, un pastel de choclo sencillamente incomparable y para terminar los míticos churros de la 73. Honestamente, yo creí hasta ese día que los mejores churros eran del Manolo`s de la Av. Larco. Bueno, hasta ése día. Todo al centro para compartir, como siempre, y acompañado de unos jugos muy propios de la casa: granadilla con yerbaluisa y refresco de uva.
Av. El Sol 175 en Barranco, al lado del Estudio 4 como mencioné y detrás del estadio "Galvez Chipoco". El costo del plato promedio es de S/. 30 y la proporción precio/calidad, precio/cantidad es mejor que óptima. Pueden llamar al 247 0780 para reservar.
El viernes pasado fue uno de esos días. Alvaro y yo nos habíamos quedado trabajando hasta pasada las dos de la tarde y en eso me dijo: "¿dónde almorzamos?". Hace un momento les comenté que siempre tengo en la mente un buen lugar para ir a comer (de hecho, la gente siempre me pregunta lo mismo: "Favio, recomiéndame un lugar....") pero esta vez fue diferente y es por la sencilla razón que tengo un acuerdo con él: Si vamos a almorzar, debe ser a un restaurant que no conociera él ni yo. Y francamente, dado su vasto repertorio de visitas gastronómicas, me quedé sin una buena recomendación cerca a Miraflores.
Ya en el carro, decidimos dejar en stand by el pacto e ir a uno de sus points preferidos: el Restaurant Paradero gourmet La 73. Era la primera vez que yo iba. Ni bien estacionamos al costado del Estudio 4 de Barranco, me lanzó un reto: "¿Cuál ha sido hasta ahora el mejor lomo saltado que has probado?". Sólo esa pregunta ya encerraba una gran expectativa (puesto que puedo escribir mucho acerca de la experiencia del lomo saltado en Lima). Nos sentamos en la terraza que da a la calle. El interior del salón principal tiene mayólicas blancas cual puesto de comida improvisado en un mercado de barrio. El staff tiene un trato muy cálido y todos llevan ese símbolo que no se sabe si han tomado "prestado" de la original línea de transporte 73 que cuenta con esos inconfundibles buses enormes color verde con franja blanca lateral.
En efecto, pedimos un lomito de cerdo saltado que me dejó la sensación de haber probado el mejor "lomo" de mi vida, un pastel de choclo sencillamente incomparable y para terminar los míticos churros de la 73. Honestamente, yo creí hasta ese día que los mejores churros eran del Manolo`s de la Av. Larco. Bueno, hasta ése día. Todo al centro para compartir, como siempre, y acompañado de unos jugos muy propios de la casa: granadilla con yerbaluisa y refresco de uva.
Av. El Sol 175 en Barranco, al lado del Estudio 4 como mencioné y detrás del estadio "Galvez Chipoco". El costo del plato promedio es de S/. 30 y la proporción precio/calidad, precio/cantidad es mejor que óptima. Pueden llamar al 247 0780 para reservar.
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martes, 2 de febrero de 2010
Más que un VERÍDICO antojo
El propósito de este blog es promover crónicas. Yo diría que más que crónicas son experiencias... donde si bien el plato de fondo es la vedette del ensayo, deben existir un cúmulo de factores que hagan de esa tarde un día para el recuerdo. Una verdadera crónica empieza poniéndose de acuerdo para elegir un lugar nuevo al que llegas por referencia, pides platos al centro para compartir y terminas felicitando en persona al cocinero o al dueño por las delicias y el buen servicio.
Eso mismo sucedió hace poco. Debo confesar aquí que no superé las expectativas del mes pasado y caballero, debía correr con la cuenta. ¡Así que vamos a un buen huarique!, lejos de Miraflores. Después de todo, ¡me iba con los jefes!. Eduardo vivió en La Victoria cuando yo aún no nacía y conoce cada rincón de este próspero distrito gastronómico. Si usted creyó que había probado un buen cebiche, espere a probar algo mejor... la leche de tigre del Verídico de Fidel.
Luego de su plato bandera -una leche de tigre monumental sin alusión al coloso de Ate- pedimos una parihuela y el mejor risoto de langostinos que haya probado. Tal fue mi emoción que bajé a hablar con el cocinero, mientras me seguía un preocupado mozo pendiente de lo que le diría al jefe (quizá pensó por un momento que llevaba una queja). "Oiga señor" -le dije-, "ése es el mejor risoto que he probado. ¡Le felicito!". "Se nota que es su primera vez aquí" -replicó- "Vaya y tome asiento". Grande fue mi sorpresa al llegar y ver que el mozo traía un arroz con conchas negras de cortesía, típico de mi Tumbes natal.
Para hacer corta la crónica, debo decir que mi jefe quedó tan maravillado con los platos y la tertulia que pagó la cuenta sin chistar, olvidándose quizá de mi obligación. De ese modo, hicimos del lunes el mejor día de aquella semana. Este rincón victoriano es propicio para compartir con algunas "celebridades" del medio, nunca faltan allí personajes de la tele. En la foto, el aclamado "outsider" Gastón Acurio.
La dirección es Av. Abatao 935 frente al viejo Estadio de Alianza Lima en La Victoria. Puedes llamar al 992 798 119 o al 402*0499 para reservar pues a pesar de tener el local dos pisos y sucursal en La Molina, sus fieles clientes se adhieren cada vez en proporción casi geométrica. Queda pendiente el mapa...
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martes, 19 de enero de 2010
¿Cerca a Chiclayo? "Casa Descalzi" es la mejor opción
Regresando a Lima, el ayudante del chofer nos avisó que estábamos a diez minutos de llegar a la ciudad de Chiclayo. "¿Alguien baja en Lambayeque?" preguntó. Sin dudarlo me levanté pues no podía dejar de visitar el Museo de Las Tumbas Reales de Sipán. Un lugar de obligatoria parada. Y bueno, al salir del museo y como aún no era la hora de almuerzo, me animé a visitar la ciudad.
Podrías terminar de conocer la hermosa ciudad de Lambayeque en menos de 45 minutos caminando. Debo recomendar conocer la calle 8 de Octubre, la de las casas coloniales. En ella podrás apreciar el Balcón Colonial más grande de Sudamérica, y metros mas allá apreciarás otra hermoza fachada cuya inscripción dice "Casa Descalzi Restaurant". Si no resisten la idea de tomarse una foto junto a la entrada, esperen a ver las piezas únicas de arquitectura que aguardan en su interior.
En ella encontrarás al mejor anfitrión de la ciudad, a Don Eduardo Sayán. No creo equivocarme si digo que es el hombre más conocido y reconocido de Lambayeque. Su sencillez y carisma hacen de una conversación un grato recuerdo.
"Mira sobrino, ¿Eres de buen paladar?" me preguntó. Ustedes ya imaginarán mi respuesta. A continuación mi mejor intervención: "recomiéndame lo mejor de la casa, tío". Saben, muchas veces, esas seis palabras me han traído mucha satisfacción. Lo que vino a continuación fue sencillamente irrepetible: un tacu tacu Descalzi cubierto por una salsa de picante de mariscos y un seco de cabrito de leche aderezado con zapallo loche. El arroz con pato es sensacional, de la casa.
Ana, la esposa de Eduardo, le recomendará lo mejor del día ya que ello dependerá de la temporada en que visite la ciudad. Y si siguieron mi recomendación, su bella hija Paloma debe ser la anfitriona del palacete.Recomiendo que vayan en grupo, pidan la mayor cantidad de platos y piquen todo lo que puedan.
Pueden hacer una reservación al (074) 283 433 y al (074) 284 341, los precios son inmejorables, S/. 16 en promedio. La dirección es Calle 8 de Octubre 345, Lambayeque.
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miércoles, 6 de enero de 2010
Súbete a un carrusel en Tumbes
Estimado lector, en confianza te comento que para comer el mejor cebiche de conchas negras debes viajar 1268 Km al norte si vives en Lima. No es que yo haya nacido en "La ciudad del eterno verano", pero ni el mejor plato servido por don Emilio y doña Gladys en Chorrillos, podría comparar la frescura de las conchas que demoran 15 minutos en mototaxi desde el manglar hasta tu paladar.
El cebiche de conchas negras es a Tumbes lo que el seco de chabelo es a Piura y el seco de cabrito a Lambayeque... su plato bandera regional. ¡Qué chévere es viajar por el país! Antes llevaba sólo una cámara, hoy viajo con todas las expectativas de saber qué nuevos sabores deleitaré. Es que el Perú es tan diverso en sus paisajes, como en sus climas y por qué no, también en su gastronomía.
Cuando llegues a Tumbes, lo primero que notarás al cruzar el puente es el famoso Malecón del Milenio que conlinda con la Plaza Mayor, lugar de necesaria parada. Una vez allí no te esfuerces preguntando, un nuevo sol es la tarifa del mototaxi hasta "La Culebra". No es broma, así se llama el restaurante que está ubicado en El Tablazo, cerca del cuartel de blindados.
Los norteños tienen mucha creatividad en la cocina. No puedes dejar de probar los langostinos de la casa y el original majarisco (majao con mariscos). Para no quedarte con las ganas pide un "carrusel", una generosa propuesta compuesta de ocho (sí. ¡ocho!) platos en uno: cebiche de aguja, cebiche de conchas negras, causa de langostinos, conchas negras asadas con salsa criolla, croquetas de pulpa de cangrejo, chaufa de mariscos, chicharron de pescado y el popular majarisco. En una palabra: expectacular. En dos palabras increiblemente expectacular. La foto no es artística, fue lo que pedí. Sugerencia: ve al menos con dos "cucharas bravas" que te acompañen.
El costo de este castillo del sabor fluctúa alrededor de S/. 40 ...pero vale mucho más. Sin uno se queda después de las 3.00 pm "disfrutará" de un divertido pero estridente grupo cumbianbero. No le sorprenda que más de la mitad de los comensales sean ecuatorianos, y otro tanto provenga de las principales ciudades del norte del país. "La Culebra" es, sin duda, un punto de encuentro obligatorio para todo aquel que se encuentre de paso en la calurosa ciudad de Tumbes.
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