domingo, 13 de diciembre de 2009

Un reconocimiento al Maestro

Repite su edad todo el tiempo, como si ello fuera su más preciado tesoro, la razón de su destreza, la fuente misma de su sabiduría culinaria. Si conversas con Don Pedro Solari, te llevarás una sensación que dista de la humildad, pero quizá se deba a su experiencia: desde Aristóteles Onasis hasta Celia Cruz, pasando por cada gobernante de turno. Si la praxis hace la perfección, Don Pedro lleva más de 70 años ejerciendo su pasión.

Finalmente dimos con la dirección, el lugar no tiene nombre pero unos cuantos choferes y guardaespaldas aguardando dentro de vehiculos de portada me dieron una pista de haber llegado. "Hemos venido por su cebiche", le dije. Nos sentamos en una de las seis mesas de su local, ninguna es igual a otra y todas parecen haber sido adquiridas en distintos momentos.

Entonces presencié lo singular: entró el maestro con una fuente de lenguado recién cortado y sobre ella virtió limó
n, sal, cebolla y pequeños trozos de ají limo. Todo sin chistar, de una sola. Acto seguido, removió lentamente con el cucharón y sirvió dos platos. ¿Alguna vez has sentido literalmente tu boca hacerse agua? ¿Te imaginas ese momento? Era como si transcurriera el tiempo en cámara lenta, ¡todo un suplicio! Finalmente llegó el plato junto con dos guarniciones; choclo desgranado y la mejor yuca sancochada que haya probado (puedes pedir repetición sin cargo extra).

Lo que vino a continuación fue quizá la razón que me llevó a crear este blog. Si la felicidad se alcanza en pequeños momentos, ése fue uno de los más felices. No era sólo mi sentido del gusto, ése primer bocado fue una experiencia casi espiritual. "¡El cebiche no se traga, se mastica!" fue una llamada de atención que realmente me avergonzó, pero quien ama corrige.

Y eso es lo que Don Pedro ama, ver a la gente disfrutar su sazón. Por ello no pone otro restaurante, porque nunca vió en su talento un negocio sino un hobby y además cree imposible que otro pueda hacer las cosas como él mismo las hace. Admitió haber discipulado algunos aprendices, y entre los más destacados figuran Javier Wong y Toshiro.

Esa misma tarde me dijo también que un buen cebiche nunca se debería mezclar con cancha serrana y que el lenguado es el único (no sólo el mejor) pescado para hacer cebiche. Vaya con tiempo, a Don Pedro le agrada conversar. Le gusta hablar de historia del Perú, sobretodo de los personajes que la hicieron y que por cierto, pasaron por su cocina.

Ir a comer un cebiche preparado por el maestro es más que un antojo, es una experiencia. S/. 40 bien pagados. ¡Larga vida a Don Pedro!

Puede visitarlo en calle Cahuide 995, en el cruce con Pachacútec, detrás del colegio Teresa Gonzáles de Fanning en Jesús María. Llámelo al 471-5360 para reservar.





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